Peligros

La iglesia parroquial, que data del siglo XVI con estilo mudéjar y fue levantada sobre la antigua mezquita, ha sufrido numerosas reformas y añadidos a lo largo de los siglos XVII y XVIII. Conserva un retablo de estilo barroco instalado en 1755 y dos importantes imágenes: un crucificado atribuido a la escuela de José de Mora y una Inmaculada Concepción que podría ser de la de Alonso Cano. Peculiaridades El municipio de Peligros ha estado siempre preocupado por el desarrollo cultural, tanto en solitario como dentro de la mancomunidad. En estos momentos acoge un Festival Internacional de Folklore a mediados del mes de julio y, junto con Albolote, un Encuentro de narices en junio, durante el que se reúnen numerosos payasos y artistas de circo, y una Semana de la Oralidad que recupera canciones antiguas, romances, cuentos y leyendas, y que tiene lugar en la segunda quincena de octubre. Desde hace unos años se han hecho muy populares las hogueras de San Juan, que los vecinos encienden y celebran con gran participación. En su término se encuentra el polígono industrial ñLa Unidadñ de Asegra, uno de los primeros de la provincia.

Historia

El nombre de este municipio tiene una clara raíz latina, del tiempo del Imperio Romano, al proceder del término Paluculum que a su vez vendría de Palus-Paludis y Paludi-Paludiculum, que significa lugar donde existe una laguna de aguas estancadas y peligrosas. Se sabe que en este sitio hubo asentamientos romanos, los primeros de su historia, con al menos dos villas que se construyeron en los siglos II y III. Durante la dominación islámica se llamó Bericlox y fue una alquería de la Vega, lugar estratégico entre Elvira e Iliberis. En 1431 se dio aquí la terrible batalla de La Higueruela, en el pago de Andar al-Samal, entre cristianos e islámicos. Tras la expulsión de los moriscos se quedó con apenas un centenar de habitantes y se desarrolló en el siglo XVIII, a cuyo comienzo se hizo el primer censo conocido como Vecindario de Campoflorido y Urtariz (1712-1717), a partir del cual se readaptó la economía y tomó personalidad propia, tanto administrativa como eclesiástica.