Entre Aldeire y Lanteira, y muy cerca de La Calahorra, el viajero se va a encontrar con un paisaje diferente en el pequeño pueblo de Alquife. Se trata de unas antiguas minas, yacimiento de hierro a cielo abierto, que funcionaron hasta hace no mucho tiempo. Están consideradas como las de mayor dimensión de este estilo en toda Europa y su entorno es muy singular.

El lugar de donde antes se sacaba hierro ahora se está convirtiendo en un embalse, formado por el fluir de las aguas subterráneas. Aún así, esta zona sigue teniendo encanto para el viajero que quiera descubrir parajes singulares.

Se puede visitar la zona de talleres y donde trabajaban los empleados de la mina hasta hace no mucho tiempo. Hacer algunas excursiones por estos terrenos, de manera individual o en grupo, es otra experiencia gratificante, pero requiere caminar con cuidado y respetar el entorno.

El temprano asentamiento poblacional, que se remonta a la época argárica, no ha evitado que en la actualidad el número de vecinos de Alquife sea bastante escaso, aunque los que quedan recibirán al viajero con los brazos abiertos. Le darán de comer sus manjares más ricos y le contarán algunas historias y batallas de sus antepasados.

Leyendas                                                                                                                                     Por su proximidad, este pueblo estuvo protegido por La Calahorra durante la época musulmana. Como el resto de las localidades de alrededor, pasó a formar parte de la Corona de Castilla, para acabar integrándose en el Marquesado de don Rodrigo de Mendoza. Durante la época medieval hubo un castillo del que quedan algunos vestigios, aunque poco.

La iglesia parroquial de la Asunción sí se puede contemplar en su totalidad. Su cúpula es de estilo renacentista y el artesonado mudéjar del siglo XVI. Cuenta la tradición que cuando San Hermenegildo era transportado por unos bueyes para trasladarlo a otro pueblo, al llegar los bueyes al sitio donde se encuentra la ermita, estos se pararon sin poder continuar la marcha, entonces los lugareños entendieron que el Santo no quería abandonar el pueblo.

Una vez en el Marquesado, el viajero puede aprovechar para visitar algunos de los pueblos de la zona como Albuñán, Aldeire, Cogollos, Dólar, Ferreira, Huéneja, Jérez del Marquesado o La Calahorra.
 

¿Que hacer?

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