Este recorrido tranquilo, de dificultad media y poco transitado nos tomará unas siete horas de camino, y es muy recomendable en la época estival por transcurrir paralelo al frescor del río y entre abundantes sombras. Desde Granada accederemos por el Puerto del Suspiro del Moro o la carretera de Almuñécar hacia Jayena, a unos 45 kilómetros de la capital. Uno de los pueblos granadinos más recomendables para los amantes de la naturaleza y el turismo rural, enclavado en el valle que forma el río Grande o Bacal.

En la misma localidad encontraremos un cartel que te indica el Área Recreativa con su mismo nombre, distante unos cuatro o cinco kilómetros. Desde el casco urbano la encontraremos sin complicaciones siguiendo las indicaciones primero por una carretera local y después por un carril. Una vez allí aparcaremos el coche y nos dispondremos a entrar en los dominios de la Sierra de la Almijara.

Esta área recreativa está muy bien, cuenta con barbacoas, mesas y bancos, pinos que dan sombra, agua, zona de acampada, duchas etc. Allí mismo un cartel nos mostrará la descripción del sendero. Empezamos a caminar pasando por los restos de un Jardín Botánico abandonado y al poco una bifurcación hacia dos senderos, el de la Haza de la Encina a la derecha, y el del Río Bacal a la izquierda.

Iniciaremos a continuación una cuesta hasta bajar hasta el nivel del río hacia un barranco donde notaremos empieza a bajar la temperatura. En varias ocasiones tendremos que hacer uso de caminos formados por saltos de piedras un tanto resbaladizos durante la ruta, debido a la subida y bajada del nivel del agua.

Tras un pronunciado estrechamiento del camino el sendero se abrirá poco a poco entre rincones salvajes, en los que disfrutar de la vegetación silvestre, la fauna abundante formada por pájaras, ardillas o ranas, y por supuesto, el rumor constante y relajante del agua.

A lo largo del recorrido encontraremos varias pozas y cascadas en las que disfrutar de un refrescante baño en sus aguas verde esmeralda. Remontando el cauce a contracorriente y saltando de una orilla a otra del río y con un desnivel moderado, también nos recrearemos que un bello y verde paisaje de helechos.

Después de tomar un recomendable tentempié para reponer fuerzas y sumergirnos en la frescas aguas del río, podremos volver por el mismo camino eligiendo los tramos de más sombra siguiendo el cartel “Tajos de Rando”, y con la posibilidad de enlazar con el Haza de la Encina para quienes le queden fuerzas de  para alargar el camino.