La Casa Forestal de La Cortijuela se encuentra situada en un paraje calizo, típico de la Cordillera Penibética, presidido por el Cerro del Trevenque y su gemelo, aunque menos elevado, Trevenquillo, sobre el cauce del Arroyo Huenes y bajo el Pico del Tesoro.

Su interior se ha acondicionado como pequeño museo sobre aspectos relativos a la zona, en el que destaca, aparte de los paneles y maquetas explicativos, un apartado especial dedicado a la apicultura.

Alberga también un aula y un taller de la naturaleza destinado, sobre todo, a los escolares que quieran visitar este lugar. Para ello, tan sólo hay que llamar al 958 026000 y unos microbuses llevarán a los niños hasta el paraje donde un guía-monitor se encargará de que pasen un día agradable. Excepto los lunes, que cierra, está a nuestra disposición de 10 a 16 horas durante la época más cálida –en invierno la nieve se encarga de echarle el cierre-, no sólo la casa forestal, sino también su jardín botánico que, perteneciente a la Red de Jardines Botánicos de Andalucía, supone un serio intento de conservar y proteger la flora autóctona que, en bastantes casos, está en peligro de extinción.

Jardín Botánico                                                                                                                             A unos metros de pasar la casa, a la derecha, está la entrada del mismo y el recorrido circular, de dos kilómetros y medio, en el que disfrutaremos de un agradable paseo aderezado por pequeños carteles, junto a cada planta, en los que aparece la familia, el nombre científico, el nombre común, el área de distribución y un círculo de colores –rojo, amarillo o verde- que nos indica el grado de amenaza en el que se encuentra la misma.

Nada le falta al camino: sendero bien marcado y paneles explicativos; barandas de madera y, en las cuestas pronunciadas, escaleras con peldaños del mismo material; bancos, cada cierto trecho, para descansar; un mirador frente al Trevenque; un espacio con balsa, fuente y vegetación propia del lugar –olmos, mimbreras, zarzas, tejos y helechos-; incluso un rincón, en la parte baja, donde poder escuchar el canto de pinzones, petirrojos, herrerillos, currucas y mirlos.

En sus 100 metros de desnivel -1.600 a 1.700 metros- pasamos del bosque, en el que destacan las encinas y pinos silvestres (albar), a la zona de matorral en la que el espino albar (majuelo), rosal silvestre (escaramujo), endrinos, agracejos y zarzas imponen su ley. 

¿Que hacer?

Rutas Nuevas