Damos un salto en el tiempo y en el espacio para dirigirnos a la elevada roca que corona la población en la que tuvo su actual origen. Coronando la misma se encuentran los restos de la antigua fortaleza y la conocida iglesia de la Villa asomándose temerariamente al precipicio.

Del primero conocemos su importancia estratégica no sólo para la defensa de esta población sino también de las fronteras del reino de Granada hasta su caída en poder de los Reyes Católicos el lunes, 26 de junio de 1486. Fue mandado construir por Abu Abdallad Yusuf en el siglo XIV, siendo el encargado de la elección del lugar el mismo alarife que el de la Alhambra, autor asímismo del proyecto.

Esta fortaleza, documentada ya por Ibn al Jatib, contaba con dos recintos, en el superior donde se encontraba y una segunda línea de murallas defensivas que concentraba la población. De ésta aún se conserva algunas murallas y torreones aunque en estado ruinoso. Tal y como recoge Mariano Martín (Inventario de arquitectura militar de la provincia de Granada. Siglos VII al XVIII, 1999) de este castillo-fortaleza quedan dos lienzos de muralla perpendiculares al NO, formado por dos baluartes circulares que defienden la entrada que se sitúa entre ellos, y otro, constituido por una muralla quebrada, con foso, adarve y peto almenado, con orientación SO. A los baluartes habría que añadir el aljibe y las murallas con aspilleras. Por espacio de siete años este fortín fue corte de la dinastía nazarí.

A lo largo del siglo XV fue objeto de distintas escaramuzas en las que se llegó a destruir algunas atalayas. Tras su caída en poder de los cristianos la reina Isabel nombró como alcaide mayor a don Pedro Afán de Ribera quedando como mudéjares los habitantes que prefirieron permanecer y marchando hacia Granada el resto. En 1490 se llevó a cabo el reparto de casas y tierras de cultivo con intención de recuperar la población y la producción agrícola. Tras la cabecera del templo se conservan los restos de dos aljibes de la época nazarí. El de mayor tamaño es de hormigón y ladrillo y constaba de dos naves longitudinales y tres transversales. El más pequeño está excavado en la roca. Muy cerca se puede observar un torre de planta cuadrada alterada por una restauración reciente. En la ladera exterior, junto al camino de acceso, se puede observar un tercer aljibe también excavado en la roca y algunos muros de mampostería, así como restos de viviendas. Junto a la Casa de Oficios se encuentra un restaurante que conserva tres columnas de la época musulmana, dos en el comedor y una tercera en un pequeño patio que pudieran proceder de este castillo. Tiene el reconocimiento de Bien de Interés Cultural desde 1985.

 

Iglesia de la Villa

Como ya ha quedado dicho los monarcas católicos se dieron prisa por hacer ostensible su poder con el inicio casi inmediato de la construcción de una iglesia en el corazón de la mismísima fortaleza, sobre los restos de la antigua mezquita . A partir de 1505 se realizan importantes intervenciones que van modificando el proyecto inicial y que se prolongan hasta 1570.
Este templo renacentista de planta rectangular y cabecera semiochavada cuenta con una sola nave dividida en cuatro segmentos, siendo los tres inferiores de iguales dimensiones y más largo el más próximo a la capilla mayor. Entre los contrafuertes de los muros se incluyen tres capillas hornacinas a cada lado estando ocupado la segunda de la derecha por la puerta lateral y la primera de la izquierda, más profunda al estar concebida desde el principio como capilla bautismal. En la cabecera está la capilla mayor que tiene planta poligonal con cubierta en forma de concha semicircular y concatorce nervios. A la izquierda de la capilla mayor se encuentra la sacristía a la que se accede por una portada adintelada y moldurada que por su estructura y decoración se puede relacionar con la de Ecce Homo de la catedral de Granada.

En los pies del templo se encuentra la portada a partir de un arco de medio punto enmarcado con columnas corintias. Más arriba se incluye un relieve de la Encarnación que penetra en la cornisa que divide los dos cuerpos. Las bóvedas de la nave son nervadas y de crucería y sus nervios arrancan por encima de una cornisa, apoyándose en repisas con decoración escultórica de ángeles y conchas. Están separados por arcos de medio punto. En el lateral aparece la segunda portada, mucho más simple, a partir de pilastras dóricas cajeadas de fuste continuo, flanqueando un arco de medio punto con cabezas de diamante o clavos en la clave y enjutas. Sobre el mismo un frontón y el escudo del arzobispo Guerrero prácticamente perdido. A su campanario que alcanza los 40 metros de altura se puede acceder a través de una escalera de caracol de 477 peldaños. La poderosa imagen exterior procede de sus grandes contrafuertes.

Para su amueblamiento se encargó un retablo de madera tallada a Pedro Machuca que lo realizó entre 1538 y 1540 aunque apenas perduró pues ese año un terremoto afectó a las cubiertas exteriores dejando penetrar la lluvia al interior del templo. Estos daños, la dificultad de acceso y la insuficiente capacidad hacen que desde este momento la población reclame otro templo cuyo proyecto se solicita a Diego de Siloé.

Contaba este templo con las imágenes de san Diego y san Antonio. En 1748 se contrató a Luis Cabello la realización del púlpito que finalmente se colocaría en la iglesia de la Encarnación. El 29 de mayo de 1776 se desató otra fuerte tormenta con aparato eléctrico. Uno de los rayos cayó sobre esta iglesia dañando seriamente la cabecera, provocando el desprendimiento de una gran piedra e iniciando un incendio en el retablo de la capilla mayor. Por este motivo se trasladó el culto temporalmente a la iglesia de San Sebastián. Al pie de la roca sobre la que se levanta esta construcción se pueden ver un conjunto de nichos de diferentes tamaños excavados en la roca que formaban parte del llamado cementerio viejo, posiblemente del siglo XVI.
En la actualidad se utiliza como centro de interpretación de la última frontera de al-Andalus.

El castillo se puede visitar todos los días excepto el lunes de 12 a 14 horas y los sábados y festivos además de 16 a 18 horas.