Chauchina

La iglesia parroquial del Santo Cristo de la Humildad mantiene la torre del campanario que data del siglo XV. La ermita de la Virgen del Espino es de comienzos del siglo XX, poco después de la aparición. La Torre de Roma es un edificio nazarí y tiene tres plantas y un aljibe debajo de la primera. También se conservan una vasija neolítica de panza globular y cuello alto, un fragmento de pieza discoidal de mármol y una moneda de bronce de la época ibera de Cástulo (años 195 a 80 antes de Cristo). Peculiaridades El municipio de Chauchina tiene los anejos de Romilla y Romilla la Nueva, y debido a sus características, propias del bosque de ribera, es ideal para la práctica de senderismo. El día de San Marcos se mantiene la tradición de salir al campo en familia, comer el típico hornazo y ñatar al diabloñ que consiste en hacer gavillas con el trigo todavía verde y sin arrancar de la tierra, con lo que se pretende contener el mal. Una emotiva ofrenda floral tiene lugar el 9 de abril a la Virgen del Espino y el primer fin de semana de julio se celebra desde hace varios años el certamen anual de bandas de música de Andalucía.

Historia

El nombre de esta localidad puede derivarse del término latino ñsanciusñ que significa sauce, probablemente por la numerosa presencia de esta especie arbórea en toda la zona. Sin embargo, restos hallados 1987 en el extremo sur del municipio demuestran que en este lugar hubo asentamiento humano desde al menos la segunda mitad del siglo V antes de Cristo, etapa de la cultura ibera. Los romanos se asentaron a finales del siglo III antes de Cristo y se han encontrado vestigios de ello en el Molino del Rey y en el Soto de Roma. Entre los años 711 y 713 llegaron los musulmanes y desecaron gran parte de la zona húmeda en las proximidades del río Genil. Chauchina pudo convertirse en una de las muchas alquerías de la Vega de Granada, con entre 500 y 1.000 habitantes. Durante la guerra entre los Reyes Católicos y Boabdil, el territorio, probablemente por miedo, quedó casi deshabitado; lo mismo que tras la expulsión de los moriscos y a pesar de la llegada de nuevos colonos. Durante el siglo XVIII aumentó la población gracias al cultivo de lino y cáñamo. Y tras la guerra de la Independencia, toda la zona se incorporó a la jurisdicción del duque de Wellington. Mediado el siglo XIX se empezó a construir el centro del actual núcleo urbano, que creció rápidamente gracias, sobre todo, al cultivo de la remolacha azucarera, ahora sustituido por tabaco y espárragos especialmente.