Gualchos

El patrimonio más antiguo de este municipio es el castillo de Castell de Ferro, del siglo XII y actualmente en restauración; aunque también en este núcleo hay una torre almenada de vigía, se supone que construida para alertar sobre la presencia de invasores o piratas, y la iglesia parroquial dedicada a Nuestra Señora del Carmen. En Gualchos, la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel, que antes fue monasterio, es del siglo XVI aunque tuvo que ser parcialmente reedificada en el XVII y en el XVIII. Aquí es también muy popular una fuente de once caños conocida como La Mina, por venir el agua desde una antigua explotación, que conserva lavaderos públicos muy antiguos y hoy restaurados. El antiguo Ayuntamiento en Gualchos es en la actualidad Casa de la Cultura. Peculiaridades Aunque ha experimentado un importante crecimiento gracias al turismo, hasta el punto de que Castell era un simple poblado de pescadores y ahora alberga el Ayuntamiento, lo cierto es que ambos núcleos mantienen en su casco urbano histórico la tipología y el trazado de hace varios siglos. Se conservan además varias tradiciones sobre todo religiosas, como levantar monumentos el día de la Cruz, costumbre que ahora mantiene mayoritariamente la juventud, llevar a la Virgen del Carmen hasta El Romeral durante las fiestas de su onomástica y pasar allí todo el día celebrando diversas actividades populares y organizar una procesión con la misma imagen mariana al día siguiente hasta tocar el agua del mar.

Historia

A los pies de la Sierra de Lújar, y con salida al Mediterráneo, goza de un clima subtropical templado. Su origen pudo ser musulmán aunque en la primera época ambos núcleos de población, Gualchos y Castell, eran sólo dos pequeñas aldeas que se unieron en una más tarde, dependiendo de Motril hasta mediado el siglo XVIII. No obstante, dados los vestigios que se han encontrado en toda la zona, cabe suponer que también aquí hubo presencia humana al menos desde la época de los fenicios. Sufrió frecuentes incursiones de los piratas berberiscos y durante el último tercio del siglo XX ha tenido un despegue económico gracias al turismo, en el que Castell fue oferta pionera en la provincia.