Vegas del Genil

La iglesia parroquial de Nuestra Señora del Rosario, en Belicena, es del siglo XVIII y está construida en el lugar que ocupaba una antigua mezquita; la de la Virgen de los Dolores, en Purchil, es del XVI y guarda hermosas tallas de Pedro de Mena; la de Ambroz, de la Virgen de los Remedios, es construcción moderna y está abandonada la antigua ermita de San Sebastián, a la entrada, donada por los marqueses de las Torres de Orán. Es también digno de visitar el llamado Puente del Francés, en el límite con el término municipal de Granada, obra arquitectónica del siglo XIX y de un solo ojo con arco rebajado. Y existen numerosos cortijos, como los de San Antón, antigua almunia árabe con dos aljibes; San Ignacio, con más de 400 años y fue molino de aceite propiedad de la Compañía de Jesús, y del Cristo de las Cañas, con una ermita de ese mismo nombre en su perímetro; así como huertas y caserías de distintas épocas, por lo general bien conservadas y en explotación. Peculiaridades Se sigue celebrando en los tres núcleos el tradicional Día de las Merendicas, que son el 2 de enero en Belicena y el Jueves Lardero de Carnaval en Purchil y Ambroz, en todos los casos una jornada de convivencia vecinal en el campo. El Domingo de Resurrección, en Ambroz y Purchil, es costumbre sacar en procesión una imagen del Niño Jesús y arrojar petardos y cohetes a su paso.

Historia

Como ayuntamiento único nace Vegas del Genil en 1976 por fusión de Belicena, Ambroz y Purchil, con capitalidad en este último núcleo de población. Restos hallados permiten suponer asentamientos humanos en esta zona desde la remota Prehistoria, tal vez de la Edad del Bronce, y también fenicios y romanos dejaron algunas huellas, aunque lo realmente fiable procede de las etapas visigoda y árabe, con implantación de un sistema de regadíos que convirtió la Vega en un auténtico vergel e hizo muy cotizadas sus verduras y hortalizas. Como todo el cinturón, sufrió las consecuencias de la guerra de Granada entre los Reyes Católicos y Boabdil, y tras la conquista se despoblaron en gran medida sus caseríos y alquerías, teniendo que asentarse en ellos cristianos viejos procedentes de otras zonas de España. Durante la segunda mitad del siglo XX ha experimentado un considerable crecimiento como ciudades dormitorio y con la implantación de nuevas urbanizaciones, muchas de ellas ocupadas como segundas viviendas por familias de la capital. Una expansión que no ha terminado dado que se sigue habilitando suelo urbano para ello.