El camino que, paralelo al río Genil, transcurre desde el Puente Verde, en pleno núcleo urbano, hasta Pinos Genil es muy frecuentado, sobre todo los fines de semana y festivos. Permite caminar sin la molesta presencia de coches y siempre con el río, con el frescor que ello conlleva, al alcance de la mano.

Si preferimos un camino ancho y llano lo podemos hacer siguiendo la margen derecha del mismo, aunque el sol, excepto en algunos trozos en que jóvenes, pero ya robustos, sauces nos protegen, se ensañará con noso­tros. Por contra, la margen izquierda nos ofrece un camino más estrecho -en ocasiones asemeja una senda-, salvaje y variado, aunque en algún momento demasiado próximo a la carretera; a cambio, situado a la umbría, nos ofrecerá mayores sombras.

No obstante, varios puentes nos permiten trasladarnos de una a otra margen con facilidad e, incluso, si la corriente y el caudal lo permiten, podremos hacerlo atravesando el río por alguno de los vados disponibles, lo cual nos servirá de refresco.

Sin lugar a dudas una magnífica obra que hace las delicias de senderistas y ciclistas pero que debe ser revisada y mantenida –a veces los desperfectos tardan demasiado en repararse y la vegetación amenaza con devorar el camino- para poder ser disfrutada en su plenitud; aparte, claro está, de ser cuidada y respetada por aquellos que la utilizan.

Cualquier combinación es válida: desde la completa de ir y venir andando, hasta la, más llevadera, de ir a pie y volverse en uno de los autobuses de la Compañía Liñán que, regularmente, realizan el recorrido entre Granada, Pinos Genil y Güéjar Sierra; qué agradable el poder reponer fuerzas, sentados, mientras esperamos la llegada del autobús, en cualquiera de los bares del pueblo.

Esta segunda opción, muy interesante, nos permitirá, además, pasear por Pinos Genil y acercarnos hasta el pie de la presa de Canales.