El reloj laboral se apaga y es la hora de disfrutar del tiempo libre. Un buen lugar para llevar a la práctica esta idea es Guadix. En la ciudad accitana el viajero conocerá la historia a través de un rico patrimonio artístico-religioso, va a tapear como un rey y se relajará con impresionantes panorámicas como las que descubren los miradores de la Magdalena y el del Cerro de la Bala. Paso natural desde Levante a Andalucía esta tierra es uno de los asentamientos humanos más antiguos de España y la única de la provincia de Granada, exceptuando la capital, en la que se levanta una catedral.

Para abrir boca le recordaremos al viajero que Guadix es una ciudad magnífica para tapear. Los mejores bares están en la zona centro. El bar ‘Calatrava’ es cita obligada. Hay que probar las gambas y los ‘peces teta’, una creación del artista local Socram que este bar ha adaptado al arte culinario. Es el único sitio donde se pueden degustar estos manjares. La siguiente parada debe ser en el bar ‘Dólar’ con una carta en la que se ofrecen riñones, calamares… En el bar ‘Pepe’ y ‘Los Arcos’ también se tapea bien.

Una vez que sabemos donde tenemos que dirigirnos para reconfortar el estómago, es hora de ponerse en marcha (el paseo por la zona centro es muy agradable) para conocer algunos de los rincones y monumentos de Guadix.

El viajero debe fijarse en la Alcazaba y las murallas árabes de la calle san Miguel. La Alcazaba está al sur de la ciudad, dominando el valle del río Guadix. Fue declarada Monumento Nacional y desde sus antiguas dependencias se aprecian magníficas vistas de la ciudad, la vega y también de Sierra Nevada. La catedral también es una parada obligada durante los días de estancia en Guadix. Predominan el estilo Renacentista y Barroco y en menor medida el Gótico y Neoclásico. Su sillería es esplendorosa y el museo de la iglesia catedralicia da cobijo a piezas de gran valor. Es muy interesante.

Guadix es rica en arquitectura religiosa, por eso el recorrido de una iglesia a otra permite descubrir muchos rincones de esta ciudad que vio nacer al gran autor Pedro Antonio de Alarcón. En la plaza de Santa Ana se construyó, una vez purificada la mezquita anterior, la iglesia del mismo nombre, s. XV-XVI. Es la primera de un amplio listado de iglesias que ofrecen un paseo por el arte de diferentes siglos. En la iglesia de San Agustín se recoge el estilo del s. XVII –calle Barradas–; la de San Torcuato es de la misma época –calle Abentofail–; en la de Santiago está presente el arte de los siglos XV-XVI –plaza de Santiago–; en la de Santo Domingo –calle Real de Santo Domingo–, los siglos XV-XVI; como en la de San Francisco –plaza de San Francisco–.

Otro monumento más reciente, que el paseante va a descubrir en la ciudad de Guadix es, sin lugar a dudas, el que se ha levantado en honor al Cascamorras en la calle san Miguel. Es un rincón muy apreciado por los accitanos. Hay más monumentos en los que fijarse, uno es el Palacio de los Arias de Medina, el de Peñaflor, el de Villalegre, la Casa de los Martos, el Palacio Episcopal, el antiguo Pósito Municipal, la Casa de don Adriano –asentada en el barrio Latino de la ciudad que es un buen lugar para pasear– o el Balcón de los Corregidores.

Las cuevas y los dulces

La visita a estos monumentos se debe hacer de manera progresiva. Y para descansar, el viajero puede trasladarse a los barrios de las cuevas como el de las Ermitas o de las Cuevas donde está la Ermita Nueva, donde se encuentra la cueva del padre Poveda y la cueva museo de artes y costumbres populares. Próximo a esta zona se localiza el mirador de la Magdalena. ¡Para no perdérselo!

Y para endulzar un poco más la estancia hay que probar los pastelillos de la pastelería del siglo XIX ‘La Oriental’ de la plaza de Las Palomas y probar los churros de la cafetería Versalles. ¡Qué aproveche!