En 1929 llega a Granada un americano atraí­do por la curiosidad y el misterio que le producían los lugares donde se habí­an enfrentado moros y cristianos.

Conoció la Granada más romántica del siglo XIX, la que le enamoró e inmortalizó en sus Cuentos de la Alhambra.

La ruta propuesta parte de Plaza Bibrambla, en las inmediaciones de la Catedral hacia Plaza del Carmen. Posteriormente nos dirigiremos hacía la Plaza Isabel la Católica, donde nos encontraremos la estátua de Isabel la Católica y Colón, que representa a la Reina Isabel concediendo permiso a Colón para conseguir los barcos y las provisiones. La estatua fue construida en Roma en 1892 por Mariano Benlliure y anteriormente se situaba en el Paseo del Salón.

La siguiente etapa donde nos detendremos es Plaza Nueva, donde podremos contemplar la simbiosis entre la Granada morisca y la cristiana, observando el majestuoso edificio de la Real Chancillerí­a.

Nos adentraremos en los Cuentos de la Alhambra, por la Cuesta de Gomérez, que nos llevará a través de Bosque de la Alambra hasta la  Puerta de la Justicia y Palacio de Carlos V. para finalmente visitar la Exposición Washinton Irving.

Si tienen posibilidad de conseguir una entrada no pueden dejar pasar la ocasión de visitar los Palacios Nazaríes.

Finalmente la ruta se completará bajando por el paseo de la muralla y la Cuesta de los Chinos para finalizar en el Paseo de los Tristes.

Existen visitas guiadas que siguen este itinerario. El punto de información se encuentra en un kiosco en Plaza Bibrambla. Tel. 607691676.

Tenga en cuenta que si desea visitar la Alhambra es conveniente que consiga su entrada con anticipación. +Información

Washington Irving y la Alhambra

El Patronato de la Alhambra ha abierto al público las habitaciones de Washington Irving (1783-1859), que presentan el mobiliario y objetos que evocan la época del romanticismo en la que vivió el escritor norteamericano, del que se celebra el 150 aniversario de su muerte.
Entre las piezas expuestas se encuentran un piano-forte, un arpa, una cama y un reloj de pared, todas ellas pertenecientes a la colección de la Alhambra y ubicadas en estas dependencias cerradas normalmente a la visita pública y permanecerán abiertas, como espacio del mes, durante todo febrero, de lunes a domingo y en horario de 8.30 a 18.00 horas.
Homenaje
El Patronato de la Alhambra concluye este mes los actos en homenaje a Washington Irving, que vio cumplido su anhelo de visitar el monumento, y Granada, en 1828, hospedándose en la ciudad durante unos días.
Su profunda admiración por la Alhambra le motivó a volver a Granada al año siguiente, alojándose en los Palacios Nazaríes durante casi tres meses, del 4 de mayo al 29 de julio de 1829. Al principio se instaló en las estancias situadas en la planta superior del Palacio de Comares, cedidas por el coronel Francisco de La Serna, en aquellos momentos gobernador de la Alhambra, para posteriormente trasladarse a estas habitaciones renacentistas denominadas del Emperador en referencia al monarca Carlos V, quien impulsó su construcción en 1528.
La privilegiada experiencia de residir en el monumento nazarí y convivir con sus habitantes, los «hijos de la Alhambra», avivó su imaginación y le permitió acceder a las tradiciones orales que usó para escribir la obra que mejor expresa su alma romántica, ‘Cuentos de la Alhambra’.
Entre estos muros, Irving trabajó en sus textos sobre Cristóbal Colón y comenzó a esbozar sus cuentos, que se editaron por primera vez en 1832 en Londres y Philadelphia, y en 1833 en Valencia.
1914 y 1929
No es la primera vez que la Alhambra recuerda a Washington Irving pues, en 1914, el primer Patronato de la Alhambra colocó una placa recordando al escritor sobre la puerta de entrada de los aposentos que ocupó, conocidos como Salas de las Frutas por sus techos decorados en 1537 por Julio Aquiles y Alejandro Mayner.
En 1929, el entonces arquitecto conservador de la Alhambra, Leopoldo Torres Balbás, decidió conmemorar el centenario de la estancia del escritor en estas habitaciones realizando obras de acondicionamiento e incorporando un conjunto de objetos que evocaban la época de Irving.