Pradollano

Antes de entrar en Pradollano, debemos subir por la Carretera de la Sierra, hasta llegar a la zona del albergue militar de la Hoya de la Mora donde una cadena nos impide el paso con vehículo.

Si es invierno, y vamos con niños, nada más divertido que alquilar un trineo y probar lo fría que está la nieve. Si es verano, es obligado acercarse al Albergue Universitario y sacar billete en los minibuses-lanzaderas que nos permiten acercarnos a las altas cumbres, concretamente a las Posiciones del Veleta –antiguas construcciones militares- y, desde allí, andar por una sierra que, en verano, desprovista de nieve, nos ofrece su lado más agresivo.

Una buena guía de senderos por Sierra Nevada y un buen abrigo, aunque sea en Agosto, por si acaso, nos serán de suma utilidad.

Pradollano
“Querían los amigos que habían quedado en Praollano que nos reuniéramos allí todos, pues siendo aquel sitio más bajo y despejado, podríamos pasar mejor la tormenta,… Praollano, aunque no es prado ni llano, forma una meseta, al lado de un barranco, entre dos montañas grises. En el centro de la meseta se hallaba el redil; cerca de éste la choza de los pastores, construida al abrigo de una piedra; y algo más allá, y más próxima a las rocas, habíamos instalado nuestra tienda”. Más de 100 años han pasado desde este viaje de Nicolás María López y, ¡cuánto ha cambiado este barrio de Monachil!

Ahora toda la ladera situada en la margen derecha del río Monachil está sembrada de casas que recorre una serpenteante calle-carretera; toda la falda del Veleta se ha convertido en un enjambre de pistas, con sus remontes correspondientes, y cada día surgen nuevos proyectos dedicados a ampliar, desarrollar o modernizar la estación. 

Comienza la historia de Pradollano en la década de los sesenta cuando el Ayuntamiento de Granada compra unos terrenos a la Congregación de las Monjas Adoratrices con el objetivo de implantar una estación de esquí. A tal fin se elabora, en 1964, un “Plan Municipal de Granada sobre Sierra Nevada” que establecerá en Pradollano un núcleo residencial y de servicios cuyo centro neurálgico será una plaza rectangular, en torno a la que se aglutinarán los primeros apartamentos y hoteles, y que se apoyará en Borreguiles como punto de acceso a las pistas de esquí, uniendo ambas zonas mediante un telecabina.

Desde la plaza citada se traza una calle principal, ascendente en zigzag, en la que se construyen nuevos edificios, añadiéndole calles sin salida, si es necesario, y que se complementa con un telesilla que llega hasta el Parador de Turismo.

Los primeros edificios construidos en la estación no son demasiado innovadores ya que presentan una estructura plana y vertical en la que la madera se presenta como único elemento ornamental exterior. Obras destacables de la época serían el Hotel Meliá Sol y Nieve y, que duda cabe, el Parador de Turismo, de perfil escalonado, con gran terraza exterior y gran superficie acristalada y, por desgracia, derribado hace poco.

Es, igualmente, reseñable la actividad del arquitecto Jesús del Valle, al cual corresponden una serie de construcciones típicamente serranas y de carácter alpino como son los hoteles Maribel, Kenya, Rumaykiyya, Lodge y La General y los edificios de apartamentos Bugaboos, los Pinos, los Alayos y Veleta; todos ellos caracterizados por los grandes y empinados tejados a dos aguas cubiertos de losas de pizarra.

La última e importante creación urbana ha sido la Plaza de Andalucía que, proyectada por el arquitecto Bernardo Pozuelo, está situada sobre cuatro plantas de aparcamientos, alberga alojamientos y servicios y es el nudo principal de acceso a los principales remontes.