Trevélez, el pueblo más alto de España, con sus 1.600, 1.625 o 1.700 metros de altitud, hay diferentes opiniones acerca de su altura sobre el nivel del mar, debe su nombre a la voz latina Vélex, “valle”, “tres valles”, con clara referencia a los tres valles que conforman su territorio: ríos Chico y Grande que al unirse forman el Trevélez.

Perteneciente a la taha de Juviles, es un pueblo montañero por excelencia, origen y final de diversas travesías a las altas cumbres. La primera de ellas, el ascenso-descenso del Mulhacén, se realiza desde el barrio alto buscando “Piedras Coloradas”, el Alto del Chorrillo y la Loma del Tanto que, por encima de la laguna del Peñón Negro, enlaza con la Loma del Mulhacén.

Otra opción, quizás más conocida, es la que saliendo también del Barrio Altero, aunque esta vez por la derecha del Río Chico, sube hasta el cortijo de Piedra Redonda, tuerce a la izquierda hasta cruzar la Acequia Gorda, continua hasta Prado Largo para, a continuación, pasar junto a la Acequia de Mingo, La Campiñuela, El Vertedero y Chorreras Negras hasta Siete Lagunas.

La tercera ascensión es la de los vaqueros y arrieros que utilizaban esta vía para acceder al Marquesado, a sus ferias de ganado y al intercambio de productos. Hay que salir de los barrios Hondero o Medio buscando el barranco y el río, casi todo el sendero transcurre junto a su lecho; debemos caminar varias horas hasta llegar al Horcajo, zona de cortijos de altura donde confluyen varios barrancos, ascendemos por entre los cortijos hasta que algo más arriba, junto al Barranco del Sabinar, éste se abre en dos: el de la izquierda nos lleva a la Laguna Juntillas, debajo de Cerro Rasero y el Puntal de Los Cuartos; el de la derecha atraviesa el Río Puerto de Jérez y por la Loma Granados asciende hasta la Cuerda, en el Cerro de Trevélez o en el Puerto de Trevélez, justo encima de la Casilla de Los Rojos y desde donde sale el camino que a través de la Loma de Enmedio nos conducirá a Jérez.

De Trevélez no vamos a nombrar su jamón y sus secaderos, harto conocidos por viajeros y montañeros, aunque sí vamos a referirnos a ellos al nombrar a Juviles, pueblo que da nombre a esta taha, y que otrora algo abandonado, ahora brilla remozado con su estructura de alquería musulmana: inmediatamente encima y debajo del caserío, huertas de regadío, más arriba el encinar.

Una conocida empresa de jamones se ha instalado en esta villa, construyendo unas naves que destacan excesivamente en la trama urbana y que si hubiesen seguido un modelo de alturas escalonadas para adaptarse a la inclinación del terreno hubiesen mejorado ostensiblemente su conglomerado urbano.

Hay en Juviles un extraordinario mirador, junto al polideportivo y frente al Fuerte, un abrupto cerrete que hace honor a su nombre por su inexpugnabilidad, que esconde en su base la aldea de Tímar y en sus alturas las ruinas de lo que tuvo que ser una impresionante fortaleza. Disponía de tres recintos, el tercero, más bajo, es el mejor conservado y está formado por muros de mampostería adaptados al terreno y reforzado por ocho torres.

En el segundo recinto quedan restos de tres aljibes de planta trapezoidal o rectangular enlucidos en cal. El primer recinto está en la parte más elevada y posee restos de muros y dos torres.