Lo abrupto del terreno, lejos de desanimar al aventurero y de restar encanto, es uno de los atractivos de Los Guájares. Este pequeño municipio de la comarca de la Alpujarra y el Valle del Lecrín es un lugar ideal para perderse en los días de otoño e invierno, con los amigos, la familia o solo, y conocer el encanto de un turístico rincón de la provincia granadina. Este municipio está a menos de setenta kilómetros de la capital y en un entorno privilegiado.

Para llegar hay que tomar la carretera de la costa y desviarse pasado Vélez de Benaudalla. Está señalizado. El municipio está compuesto por tres pequeños núcleos de población: Guájar Faragüit, en el que se encuentra el Ayuntamiento; Guájar Alto y Guájar Fondón. En conjunto el número de vecinos sobrepasa a duras penas el millar, el valle de Los Guájares es un destino natural y paisajístico privilegiado en el que pasar ratos muy agradables charlando con sus gentes en el bar de Carmen o en la Parada. En los dos el ambiente y la atención es muy correcta.

En este pueblo, el viajero no se puede ir sin probar los embutidos caseros, pucheros, ollas o las tradicionales ensaladas de tomates secados al sol, y por supuesto las migas y el choto en salsa, que es uno de los platos con más prestigio. Antes o después del festín gastronómico hay que reservar unas horas en esta escapada para disfrutar del entorno que rodea a los tres núcleos poblacionales.

Escarpado
Para hacerse una idea de cuál es la situación de este bello enclave recordemos que el topónimo Guájar se deriva del vocablo árabe Wa-run, que significa abrupto, escarpado, de difícil acceso. Su denominación hace referencia a la casi inaccesibilidad de los tres Guájares. No obstante, no hay que asustarse porque hay algunos aventureros que hacen rutas en bicicleta desde varios pueblos de la comarca. El paseo es muy bonito.

En este municipio se pueden hacer asimismo recorridos a pie muy especiales. Uno de ellos es el que lleva desde Guájar Fondón a Guájar Faragüit, pasando por el Castillejo. El itinerario consta de unos cuatro kilómetros y según un díptico informativo que hizo el Ayuntamiento la dificultad es media y se tarda unas cuatro horas en completarlo. Otra de las rutas con encanto es la de Pie Moro, Avices y Minchal, dificultad baja y duración de tres horas. En el Pie Moro hay un arrecife de coral a lo largo de todo el camino, con restos de fósiles incrustados. A este arrecife se le supone una antigüedad de 24 millones de años.

La otra propuesta es el trayecto del río de la Toba que recorre los tres núcleos de los Guájares. Se estima una duración de cuatro horas.