Vélez de Benaudalla

Entre el interior de la provincia granadina y la costa tropical se encuentra la localidad de Vélez de Benaudalla. Se trata de uno de los municipios más desconocidos de Granada, aunque se encuentra en lugar de paso entre la costa y la capital. Está situado a orillas del río Guadalfeo y da entrada a la Alpujarra y al Valle de Lecrín.

Uno de los motivos más recurrentes que el viajero encontrará en esta fabulosa localidad es la impronta que en ella dejaron los árabes. Muestra de ello y, por tanto, una visita obligada, es su jardín Nazarí, al que los veleños llaman ‘El pequeño Generalife’. Se trata de un impresionante bosque con infinidad de árboles, plantas aromáticas y flores de todo tipo, que sorprenden a los sentidos.

El jardín Nazarí fue construido en el siglo XV. Lo primero que se encuentra el visitante es una vivienda de tipo palaciego con dos plantas de altura, un pequeño patio con fuente central y galerías soportadas sobre columnas de mármol y pie de madera y, a continuación, un espectacular jardín.

El siguiente monumento más visitado de Vélez de Benaudalla es el Castillo de los Ulloa, situado en una formación rocosa que domina el municipio. Derruido en varias ocasiones, el castillo fue reconstruido en los años 90 y en su interior alberga un Centro de Interpretación del Patrimonio, con una exposición permanente de su pasado y otras itinerantes, dedicadas a distintas áreas durante el año.

Desde el castillo, el visitante puede bajar a pie recorriendo su casco antiguo, a través de un entramado de calles angostas y estrechas, hasta llegar a la plaza de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario. Unos pocos metros más abajo, se encuentra la Casa del Marqués, una hospedería rural en cuyo interior, se alberga la estructura prácticamente original de una propiedad de un señor acaudalado de la época de principios de siglo.

Ya en dirección a la Alpujarra, y tras una parada para probar los dulces típicos, como los pestiños y roscos de Vélez, llama la atención la presencia de visitantes bebiendo o recogiendo agua de la fuente de Los Chorros. A su izquierda, hay un camino que lleva hasta el Nacimiento, lugar bien arraigado en la tradición veleña. El manantial, situado en el centro del pueblo, se prolonga en un bonito jardín con acequia.